"Detengan los relojes, corten el teléfono..."Bonito comienzo para un discurso funerario. Dejen todo a un lado para escuchar lo que el corazón no puede reprimir.
Estas primeras palabras pertenecen al discurso que podemos encontrar en una de las escenas de una película muy conocida, "Cuatro bodas y un funeral", y en ella podemos apreciar el contraste entre dos tipos de eventos tan dispares, como puede ser una boda y un funeral.
Dos tipos de eventos sociales que forman parte de la vida. Tanto en uno como en el otro hay una conmemoración, la unión entre dos personas y la celebración de una vida.
La emoción está intrínseca en cada uno de estos dos tipos de eventos sociales. Si nos centramos en que un evento es una reunión entre personas que comparten algo en común, tanto la organización como los elementos que están presentes en ambas, no puede ser entonces tan descabellado que sean los mismos. Lo único distinto es lo que se celebra. Todo lo demás, debiera ser igual.
El discurso funerario es una parte fundamental en la despedida a un ser querido. Son las palabras no reprimidas que alguien muy cercano se encarga de pronunciar, para dar el último adiós a ese ser especial que formó parte de la vida de los que están presentes.
Hace unas semanas volvía a escuchar este discurso, esta vez fue distinto a la primera vez. Posiblemente porque hoy estoy centrada en esta tipología de eventos sociales tan apasionantes para mí. Todos los estímulos que me llegan me hacen más sensible a ellos, y de cada uno saco la parte más importante.
En este discurso también está presente el protocolo funerario, una pieza fundamental en cualquier evento: "Silencien los pianos y con un tambor sordo saquen el féretro, que pasen los dolientes (afligidos). Que los aviones circulen sollozando y escribiendo en el cielo el mensaje de que está muerto, que las palomas lleven crespones de luto (negros), que los policías se pongan guantes negros..." Todas las directrices muy bien marcadas para que haya una buena organización.
A lo largo de todo este tiempo de estudio, investigación... No puedo dejar de admirar como en otros países los funerales son tan diferentes. Organizados desde la naturalidad con la que debe ser el adiós, siempre desde el cariño y del buen hacer de quiénes lo organizan.
He leído varias veces el discurso tanto en inglés como en español, y sin importar el idioma, la emoción está ahí.
No tenemos que olvidar que las emociones son las principales protagonistas en cualquier tipo de evento, sin ellas no podríamos recordar tal y como todo sucedió. El recuerdo es lo único que perdura en el tiempo. "Detengan los relojes, corten el teléfono..."
“Detengan los relojes, corten el teléfono, no dejen que el perro le ladre a su hueso, silencien los pianos y con un tambor sordo saquen el féretro, que pasen los dolientes.
Que los aviones circulen sollozando y escribiendo en el cielo el mensaje de que está muerto que las palomas lleven crespones de luto, que los policías se pongan guantes negros.
Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste, mi semana de trabajo y mi domingo de descanso, mi mediodía, mi medianoche y mi palabra y mi canto; Creí que el amor duraría para siempre: me equivoqué.
Ya no quiero a las estrellas, apáguenlas todas, empaquen la luna y desmantelen el sol, vacíen el océano y corten los bosques, ya nada puede darme algo bueno”
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